1. Un buen punto de partida sería REVISAR LA PRÁCTICA DOCENTE ACTUAL.
2. En segundo lugar sería bueno VISUALIZAR POSIBILIDADES EN EL FORMATO VIRTUAL.
3. Ahora sí, es hora de ORGANIZAR LA INFORMACIÓN
Veamos en detalle cada instancia:
Pensar brevemente:
Los cursantes:
Tratemos de detectar las características generales de los cursantes:
fdsvsfvsfv
“El estudiante que aprende a distancia”
“El estudiante que aprende a distancia”
La Disciplina:
Tengamos en cuenta las características de la disciplina:
En síntesis, este trabajo de reflexión previa debería permitirnos vislumbrar con mayor claridad cuáles son las necesidades reales de formación de nuestros estudiantes en el contexto actual.
En etapas iniciales de la educación a distancia la guía didáctica era el documento escrito que organizaba las propuestas, normalmente se incluía al inicio de los cuadernillos con el material impreso.
Según Aretio (2014) la Guía didáctica (o Guía de estudio) puede ser definida como:
“…el documento que orienta el estudio, acercando a los procesos cognitivos del alumno el material didáctico, con el fin de que pueda trabajarlo de manera autónoma”.
“…una Guía didáctica bien elaborada, y al servicio del estudiante, debería ser un elemento motivador de primer orden para despertar el interés por la materia o asignatura correspondiente. Debe ser instrumento idóneo para guiar y facilitar el aprendizaje, ayudar a comprender y, en su caso, aplicar los diferentes conocimientos, así como para integrar todos los medios y recursos que se presentan al estudiante como apoyos para su aprendizaje.”
“Y desde la perspectiva docente se trata del documento en el que se plasma toda la planificación docente de la asignatura que a la vez supone una especie de “contrato” con los estudiantes (e incluso con la sociedad), un compromiso docente respecto a:
“…el documento que orienta el estudio, acercando a los procesos cognitivos del alumno el material didáctico, con el fin de que pueda trabajarlo de manera autónoma”.
“…una Guía didáctica bien elaborada, y al servicio del estudiante, debería ser un elemento motivador de primer orden para despertar el interés por la materia o asignatura correspondiente. Debe ser instrumento idóneo para guiar y facilitar el aprendizaje, ayudar a comprender y, en su caso, aplicar los diferentes conocimientos, así como para integrar todos los medios y recursos que se presentan al estudiante como apoyos para su aprendizaje.”
“Y desde la perspectiva docente se trata del documento en el que se plasma toda la planificación docente de la asignatura que a la vez supone una especie de “contrato” con los estudiantes (e incluso con la sociedad), un compromiso docente respecto a:
“En realidad, integra toda la planificación y diseño pedagógico del curso o materia.”[1]
Aunque hoy los medios se multiplicaron y diversificaron, la información que reúne una guía didáctica sigue siendo un excelente punto de partida para organizar las asignaturas que se dictan en modalidad virtual. Puede tener diferentes formatos e incluir un número variable de ítems, cuyo contenido se podrá distribuir dentro del aula virtual.
Sugerimos organizar en la PC una carpeta en la que guarden todo el material que habitualmente venían utilizando para las clases presenciales. Es importante que la información esté clara y organizada, esto les ayudará a planificar los contenidos, las actividades, la evaluación y los tiempos para cada clase.